Si lo que queremos es acelerar el ritmo, utilizaremos los bastones de manera alternativa y moviéndolos a la vez que su pierna contraria. Esto es, bastón derecho se moverá conjuntamente a la pierna izquierda. El largo del mismo lo regularemos estando parados de forma recta, y logrando formar un ángulo de 90 grados entre el brazo y el antebrazo, al tomar el bastón por el mango.
Si el descenso es muy pronunciado podemos utilizar los 2 bastones a la vez y colocarlos justo adelante, sin obstaculizar el movimiento de los pies. Así frenaremos la velocidad de bajada y ganaremos equilibrio. Si la bajada no es muy pronunciada podemos utilizar los bastones como en terreno llano.
En ambos casos aumentar la longitud de los bastones entre 5 y 8 cm ayudará a realizar el descenso de una manera más cómoda.
Es recomendable quitarse las dragoneras en los descensos, ya que si las dejamos puestas, bajo una eventual caída, pueden llegar a palanquear la muñeca y lesionarnos, o aún peor, en el caso de una caída más grave, quedar vinculados a ellos y terminar golpeándonos o clavándose en algún lugar del cuerpo.
En estos casos es al revés de los descensos, y se recomienda acortar los bastones de entre 5-8 cm, siempre dependiendo de la pendiente de subida. Mientras se va ascendiendo se puede utilizar los bastones para apoyarse en ellos e impulsarse.
Si llevamos las manos dentro de las dragoneras, por un lado la mano del bastón de la parte superior irá muy alta y nos producirá desequilibrios, por otro, la mano del bastón inferior irá muy baja forzando de forma poco segura nuestra forma de andar. En estos casos lo mejor es no llevar las manos dentro de las dragoneras, regular los bastones a la altura adecuada, bajar la mano de la parte superior y agarrar el bastón por el cuerpo, desplazando nuestra mano arriba y abajo en función de los requerimientos del terreno.
